top of page
3

 

Poema para mi hijo

 

 

Por ti conocí la dicha 
esa primera emoción, 
y aunque yo era una niña 
te cuidé con devoción.


Por ti yo crecí de golpe 
por ti comencé a soñar 
en convertirte en un hombre 
útil a la sociedad.

Por ti sufrí largas horas 
para verte al fin nacer, 
horas largas, dolorosas 
pero al final ¡que placer!

Por ti grité de alegría 
cuando al fin te pude ver 
y hoy no te mentiría 
¡Fue hermoso lo que pasé!

Por ti al fin yo fui madre 
y aunque por primera vez 
fue la experiencia mas grande 
la que me hizo mujer.

Y por ti hoy yo te pido 
cuando te quieras perder 
que recuerdes que contigo 
yo comencé a crecer.

Tu eres un bendecido 
un escogido de Dios, 
y al ser tu madre recibo 
también esa bendición.

 

A ti hija

 

Hoy, al verte salir tan hermosa
y hecha toda una mujer,
he querido recordar,
cuando dentro de mi te llevé.

Con cuanto amor y ternura
mi vientre acariciaba,
para darte calor de madre
y que te sintieras amada.

Hoy, ya puedes tu, mi niña
ser madre también
y llevar en tus entrañas,
la vida de otro ser.

A Dios le pido en mis plegarias
que te conceda ese don
de ser madre algún día
como lo he sido yo.

Porque ese es, el don más maravilloso
que te pueda conceder,
poder sentir en tus entrañas,
la vida de otro ser.

Ojalá yo, pueda verte
y ayudarte en ese menester
de ver crecer a tus hijos
como a ti, te vi crecer.

 

Un poema para mis niñas

 

Que hermoso el instante
en que por vez primera,
tu rostro de ángel
mis ojos cuajados de lágrimas,
pudieron ver.

Que dichoso el momento,
en que mi Dios grandioso,
me dio el obsequio de ser madre
por primera vez.

Mi corazón, cual potro salvaje
corría sin tener un fin,
tan solo con mirarte, sosegado,
como bestia domada al fin.

Es que eres tú, mi niña,
que hoy, se va haciendo mujer,
cual rosa, que abre sus pétalos,
mostrando al mundo su hermosura,
extasiando con su delicado aroma
a cuanto ser se le acerca hoy.

Eres tú, la misma que ayer,
refugiada en mi pecho,
con su dulce y celeste mirar,
reflejado el sol en sus suaves
y tiernos cabellos,
quién con tanta ternura
de sus dulces labios carmín,
emanaba un suave murmullo,
cual melodía para mis oídos,
y fresca brisa para mi alma,
me decías...
te amo mamá.

Eres tú, ese angelito,
que en mi corazón por siempre estará,
cual imagen grabada en mi mente,
esperando el día en que
se repita la historia en ti,
para tener la alegría de volverla a vivir.

bottom of page